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Manifiesto del Observatorio Ciudadano de Cultura
 
 
¡YA ES HORA!

 

Un nuevo poder de asociación ha despertado. Vivimos la peor crisis de la humanidad. Unamos experiencia, esperanzas, rutas para navegar con imaginación hacia la construcción de un mundo mejor. Ante tanta indiferencia y mediocridad la comunidad artística y los trabajadores de la cultura ya levantaron su voz para decir, para anunciar: ¡Ya es hora!

 

Todas las noches la ciudad de México duerme acechada por las inundaciones, el desabasto, el desempleo, la inseguridad, las tormentas políticas, provocando un tsunami colosal que azota la ternura y la fraternidad: es la pesadilla de un dolor atravesado por un puñal clavado en las espaldas de México; pero algo sucede, algo pasa, pues al día siguiente la ciudad despierta nuevamente en todo su esplendor, en toda su magnificencia: es el milagro que nace del ingenio y talento de los individuos, de las familias y sus colectivos que reinventan todos los días la ciudad indómita, creativa, plural y cosmopolita.

 

Este es un llamado general, una alerta, una invitación abierta para sumar la fuerza, la poesía y el coraje generacional para no traicionar a México en su grandeza espiritual e histórica.
 
Pintores, escultores, músicos, compositores, productores culturales, intérpretes, escritores, narradores, cronistas, cuenteros, historiadores, dibujantes, titiriteros, actores, directores escénicos, cineastas, documentalistas, fotógrafos, cartoneros, guionistas, editores, museógrafos, curadores, diseñadores gráficos, arquitectos, escenógrafos, coreógrafos, performanceros, instaladores, grabadores, diyei, críticos de arte, bailarines, ejecutantes de danza clásica, contemporánea, folclórica, aérea, locutores, vitraleros, ceramistas, coleccionistas de arte, videastas, bibliotecarios, fototecarios, fonotecarios, catalogadores del patrimonio cultural, publicistas, empresarios culturales, investigadores, clown, mimos, acróbatas, directores de orquesta, restauradores de arte, artesanos, tallerístas, promotores y gestores culturales, grafiteros, traductores, iluminadores, artistas de sonoridad y de arte digital, juglares y poetas todos…, los de a pie y los de los centros e institutos culturales nos hemos unido en este movimiento cultural para decir, para anunciar: ¡Ya es hora!
 
QUIÉNES SOMOS Y HACIA DÓNDE VAMOS… Hemos venido a anunciar la creación de un nuevo poder de asociación: el Observatorio Ciudadano de Cultura, para decir qué queremos, quiénes somos, para qué lo queremos y hacia dónde vamos.
 
El Observatorio Ciudadano de Cultura propone a todos la construcción de una red de redes de la comunidad artística y trabajadores de la cultura, cuyo propósito central sea iniciar un movimiento profundo para descolonizar las artes y la cultura de México, 
 
 

Para hacerlo posible, exigimos que se apuntale una tendencia hacia el 2 por ciento del presupuesto total que recomienda la UNESCO para promover la cultura. La inversión en cultura no es un gasto inútil, sino que responde a una nueva actitud de engendrar y recuperar espacios dignos para el ejercicio y la expresión cultural de México.

 

Tenemos que tener siempre presente que nuestra capital es receptora y matriz de, no las principales, sino de todas las expresiones originarias de México. Aquí están vivos los grandes tesoros del patrimonio cultural tangible e intangible de nuestro país, el rostro y corazón de esta urbe.

 

CUIDEMOS QUE NADIE FALTE…

 

En este sentido, y como parte de este enfoque, creemos más que pertinente que las instancias de cultura incluyan en una unidad holística las actividades culturales con un carácter más transversal e interinstitucional, pero sobre todo con una mirada más renovada en la interlocución, intervención, difusión y promoción con aquellos agentes y entidades nacionales e internacionales, que necesitamos para mantener viva el alma de México a través de sus grandes prácticas culturales.

 

Mantengamos la brújula bien regulada para insistir en el cómo se deben resolver los problemas, pues con quiénes ya está claro: con todos. No permitamos que la mediocridad e ignorancia se apoderen nuevamente de las instituciones culturales, esta ciudad no se lo merece y en todo caso la comunidad estará en plena exigencia y cuidado.

 

Con el nacimiento del Observatorio Ciudadano de Cultura, hemos venido a decir que abrimos un gran espacio de encuentro y debate, no queremos anticipar resultados y programas, juntos construyamos una manera nueva de hacer cultura en nuestra ciudad.

 

Anunciamos la preparación inmediata de foros temáticos y una convención que recoja las ideas, propuestas y acciones de la comunidad artística y los trabajadores del arte; las aspiraciones y demandas de los barrios y pueblos; las recomendaciones y enfoques de los investigadores, así como el tipo de acompañamiento y vinculación con las instituciones.

 

La comunidad artística y los trabajadores de la cultura ya levantaron su voz para decir, para anunciar: ¡Este es nuestro sueño, estas son nuestras aspiraciones!… ¡Ya es hora!

 

La asociación tiene poder:

su corazón es la suma de voluntades.

La asociación tiene una forma:

el Observatorio Ciudadano de Cultura.

La palabra tiene poder:

la dignidad.

La acción tiene poder:

la creación.

La utopía tiene un camino:

intentar lo imposible.

 

innovando modelos de participación ciudadana a través de la construcción de nuevas convocatorias y nuevos diálogos, inspirados en la intención de desatar y crear procesos irreversibles en favor de las comunidades, de los pueblos y barrios de la ciudad de México.

 

Los esfuerzos puestos en movimiento se canalizarán hacia la construcción de políticas públicas culturales incluyentes, participativas, horizontales, plurales y democráticas, impulsadas por la potencia y vigor del ingenio y talento de los mexicanos. Este impulso lo orientaremos hasta lograr y concretar acciones culturales de mayor calado en favor de todos los ciudadanos que vivimos o transitamos en el DistritoFederal.

 

Este proceso lo ubicamos en un marco más amplio de mejoramiento e igualación de las condiciones generales de bienestar de la población, como un derecho social, como un derecho cultural, que eleve la calidad de vida de las personas, tutelada en los Derechos Sociales, Económicos, Culturales y Ambientales, en el Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal, en la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, entre otros ordenamientos.

 

No queremos más discursos, ni uso indiscriminado de clichés, ni propaganda, ni lugares comunes, no es saludable. Queremos escuchar palabras más sencillas, acciones concretas, honestas, del corazón, queremos un abrazo de unidad de todos. No queremos a los mismos diciendo lo mismo. Necesitamos voces e interlocutores que oxigenen las ideas y las acciones, que alienten al México creativo y valiente que ya despertó la energía de nuestros jóvenes, sin ellos no hay futuro posible; que a ellos se unan las voces y consejos de nuestros mayores para repensar y diseñar los mecanismos, medios, estrategias, propósitos y formas de participación, cuidado y vigilancia sobre las políticas públicas culturales de nuestra ciudad.

 

Sabemos quiénes son a nivel local y federal, los que hoy cometen el atraco a la nación con las reformas constitucionales y qué representan: más saqueo, represión e inseguridad, así como educación y cultura chatarras.

 

De esta breve patología hemos venido a decir que reivindicamos el corazón cultural de México, que a pesar de todo, mantiene la frescura lúdica, gozosa y sobre todo reflexiva, crítica y transformadora que esta ciudad necesita ante la grave inseguridad e incertidumbre que vive la nación.

 

Hemos venido a anunciar que ha llegado el momento de acometer, de incentivar y proponer un nuevo modo del ejercicio cultural, un nuevo enfoque, un nuevo diálogo que nos permita construir una ruta más horizontal, participativa y plural. 

 

De nuestra propia experiencia en el campo de la cultura y la educación proponemos énfasis en el siguiente enfoque: no perder de vista que los creadores del país y del Distrito Federal siempre encuentran la manera de seguir construyendo propuestas para engrandecer el gran espíritu plural de la ciudad de México; que a pesar de las recurrentes crisis y trabas en el ejercicio y quehacer cultural la gente sabe y se las ingenia para construir cotidianamente el imaginario de la capital.

 

Lo que somos, lo que ofrecemos seguramente entre todos encontraremos mejores condiciones para realizarlas.

 

El enfoque entonces, es este: no necesitamos que el gobierno nos resuelva todo, sino que propicie mejores condiciones para cultivar la cultura y las artes que son capaces de mostrar a propios y extraños que la ciudad de México se puede vivir de otra manera.

 

 

 

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